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  • Foto del escritor: Daniel Montañez
    Daniel Montañez
  • 19 may 2020
  • 2 Min. de lectura

A través de este trabajo me fue posible incursionar en diversos campos del conocimiento, entre ellos el de la composición del material visual de las piezas, partiendo del material sonoro y visceversa. En el caso particular de las piezas cuatro y cinco, dicha composición se hace especialmente evidente pues tuve que diseñar y editar el material audiovisual de tal manera que permitiera hacer explícitas las nociones, los conceptos y la expresividad que buscaba transmitir. Esto implicó el desarrollo y aprendizaje de nuevas técnicas para procesar y transformar el material, de la mano con el conocimiento y la adecuada utilización del software para poner el componente técnico al servicio del concepto.


De todo lo anterior parte la elección de los efectos visuales a ser usados en las piezas, el hecho de que hay unas totalmente a blanco y negro y otras que usan el color como mecanismo para presentar la intersección entre planos de la imagen y la simultaneidad de percepciones, es fruto del estudio del material visual y lo que sugería a nivel estético. A medida que mi conocimiento del software Sony Vegas se hacía más profundo, pude adentrarme con mayor confianza en la manipulación y superposición de materiales, así como también en la edición artística con el fin de resaltar lo pertinente y exaltar la expresividad que subyace en la corporalidad. Adicionalmente, a través de la edición de video fue posible transformar activamente el espacio físico en el que se captura el movimiento del cuerpo, alterando sus dimensiones de profundidad su ubicación temporal, dotándolo de una plasticidad sin precedentes, para este servidor. Es entonces como la imagen se convirtió en lienzo e insumo para plasmar las representaciones del desideratum, el Gesto Sonoro entendido a través de sus componentes visuales, corporales, sonoras y semiológicas.

  • Foto del escritor: Daniel Montañez
    Daniel Montañez
  • 19 may 2020
  • 3 Min. de lectura

En el transcurso del proyecto, la dimensión corporal fungió como eje transversal a la par del sonido. La materia prima para desencadenar el desarrollo del Gesto Sonoro, tuvo componentes corporales y sonoros, debido a que el cuerpo es el meta-instrumento que hace su aparición en cada una de las piezas.


En la primera, el cuerpo se mueve de forma fragmentada, haciendo notorio el movimiento de cada una de sus partes. Lo anterior se hace evidente debido a la naturaleza de la interfaz diseñada para capturar e interpretar el movimiento en tiempo real, ya que divide el cuerpo en un gran número de articulaciones y le atribuye a cada una un valor específico. Es un cuerpo que configura su movimiento a través de la exploración y la espontaneidad, ajustando parámetros conforme la interfaz responde a sus propios movimientos. Es un cuerpo presente y literal.


En la segunda pieza, la corporalidad se torna considerablemente menos literal pues busca resignificar el material sonoro eminentemente acusmático dotándolo de una nueva fuente gestual que lo recontextualiza. Es un cuerpo de naturaleza reactiva pero también dominante, pues imprime su narrativa en el ámbito sonoro y determina el transcurso del material sonoro a través de su ubicación espacial, eligiendo qué aspectos resaltar conforme se mueve por el espacio. Es un cuerpo presente en el espacio físico y también sonoro.


En la tercera pieza, el cuerpo se transforma en un instrumento narrativo con una semiología evocativa pronunciada. Es un cuerpo que hace tangible la información gestual contenida en lo sonoro y permite establecer relaciones causales que difuminan la jerarquización. Este es un cuerpo plástico, expresivo, que hace del espacio un entorno por el que discurren la fantasía narrativa y la expresividad sonora. Su movimiento está estrechamente ligado con la semiología que refuerza la narrativa.


En la cuarta pieza, el cuerpo se decanta en dos realidades simultáneas, poniendo de manifiesto la dualidad de los estados de consciencia que se suscitan al interior de la mente en estado meditativo. En el cuerpo que se halla mayoritariamente en el foreground, predomina el estatismo fruto de la tensa calma, con movimientos en extremo reducidos, esporádicos, que acentúan la dificultad de permanecer en la quietud. Y en el cuerpo que interactúa con sí mismo en el background y middleground, se expresan los deseos de movimiento y transformación fantástica de la realidad. Este es un cuerpo atlético, inquieto y acostumbrado a la elasticidad y el esfuerzo físico. La delicadeza del movimiento en esta pieza contribuye a la atmósfera de estatismo conjurada por el ámbito sonoro en concordancia con la intención expresiva. Gracias a la edición de video, es posible la superposición de realidades e interpretaciones transversales del mismo material. Dos componentes gestuales que integran al gesto sonoro.


En la quinta pieza, el cuerpo adquiere una dimensión sintética gracias a la edición y transformación del material audiovisual en el entorno digital. Es un cuerpo ficticio, que describe movimientos de naturaleza artificial y habita en el plano de la narración y la evocación en igual medida. Es un cuerpo que expresa desesperación, que descubre a través de su movimiento nuevos significados para sus propias partes a través de la creación conjunta del gesto y del sonido. Es un androide creado a partir de la edición digital, que trasciende limitaciones de simultaneidad y linealidad temporal, para volcarse de lleno en el movimiento puro, presa de la informática.

  • Foto del escritor: Daniel Montañez
    Daniel Montañez
  • 19 may 2020
  • 1 Min. de lectura

En un principio, la tarea comunicativa describió una trayectoria que buscaba establecer un terreno común de referencia entre las diversas disciplinas que integran el proyecto, a saber, la música, las artes escénicas y los medios audiovisuales. Sin embargo, a medida que el proyecto se desarrollaba fue necesario cambiar de perspectiva frente al carácter interdisciplinario, pues la intención homogeneizante tuvo que pasar a segundo plano y el uso de la diversidad como fuente enriquecedora y que dota de profundidad al quehacer creativo, se convirtió en la nueva intención comunicativa.


Las experiencias previas de cada intérprete, sus percepciones, perspectivas, conceptualizaciones e interpretaciones del contenido (valga el pleonasmo), cobraron relevancia diametral en la medida en que se constituyeron como piezas clave en la construcción de cada universo sonoro que habita en las cinco piezas. El conocimiento de Milena sobre el movimiento corporal, la dimensión gestual en el Arte Dramático, la semiología del cuerpo en escena y la narrativa intrínseca del movimiento, permearon y nutrieron la dirección compositiva del material sonoro, así como también la experiencia musical y el entendimiento sonoro en términos tímbricos de Daniela, influyeron sobremanera en el desarrollo exitoso de nociones sonoras enfocadas al estatismo y el movimiento en función de este. De igual manera, el enfoque visual inherente al cine, provisto por Gabriela, resultó benéfico para la adecuación del movimiento en función de ideas evocativas a través del cuerpo.


El trabajo interdisciplinar se convirtió en el vehículo artístico para transmitir nociones performáticas, sonoras, semiológicas y orientar la ejecución del proyecto para llevarlo a feliz término.

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