Descripción del trabajo sonoro
- Daniel Montañez
- 3 may 2020
- 3 Min. de lectura
El trabajo sonoro efectuado en Sonus in motu, tiene su origen en un profundo aprecio e interés por la música electroacústica en sus vertientes mixtas en tiempo real y con soporte fijo. El tratamiento del material sonoro estuvo mediado por la intervención del procesamiento digital de las muestras, la síntesis FM, aditiva y granular, así como también la manipulación y transfiguración de muestras preexistentes para construir un nuevo universo sonoro con objetos heterogéneos.
En la primera pieza, el material sonoro se construye en tiempo real a partir de la síntesis FM y aditiva lograda con osciladores de ondas simples, en el marco de programación de Pure Data. Cuatro servidores de síntesis operan al tiempo y reciben datos del sistema kinect que alteran la frecuencia de los operadores portadores y los índices de modulación de los moduladores. Adicionalmente un servidor de 8 operadores simultáneos permite la síntesis aditiva entre osciladores de diferentes frecuencias controlados por las extremidades del cuerpo. La estética que se persigue en esta obra, se asemeja a aquella de la música electrónica original, de Alemania, con timbres electrónicos generados por máquinas y la combinatoriedad y singularidad que se alcanza con su manipulación.
En la segunda pieza, se usan muestras de la música concreta, a saber, de Francois Bayle y Pierre Schaeffer, procesados con reverberación amplia, con alto nivel de feedback que permite acentuar características acusmáticas y evocativas. El material sonoro se construye en tiempo real a través de la improvisación y reorganización de las muestras, así como la elección espontánea del punto de reproducción de las mismas. Es una oda a acusmática y sus posibilidades de resignificación.
En la tercera pieza, el sonido se presenta como ente creador del gesto. Ondas sinusoidales vibran con una frecuencia inferior a los 60 hz, voces humanas procesadas para acentuar un carácter oscuro y demoníaco que contribuye a crear una atmósfera de desesperación. La captura de un exorcismo y transformación sonora a través de armonizadores a la octava y quinta, paneos drásticos y muestras de gritos tensionantes que permiten ascender al clímax para ser enfrentados con música coral de naturaleza sacra, planteando un ascenso metafísico de reverberaciones prolongadas que acrecientan el contraste y el carácter tonal del final.
En la cuarta pieza, se pone a prueba la elasticidad del material sonoro, pues es una consonancia estática la que sirve de base sonora por los 20 minutos que dura la pieza, mientras se procesan muestras de cuencos tibetanos, gongs, tam tams, crótalos, semantron y campanas tubulares. Todo con el fin de acentuar un momento de contemplación sonora y permitir al oyente focalizar su atención en un fenómeno sonoro prolongado con variaciones ligeras. De la segunda mitad hasta el final, el sonido de un mantra finamente granulado teje una textura de desfase que difumina el sentido de las palabras y permite la exaltación del objeto sonoro desprovisto de significado lírico. El sonido del crótalos da inicio a la contemplación y pone fin a su trasegar.
En la quinta pieza, el material seleccionado a partir de casi 250 muestras diferentes de sonidos industriales, de maquinaria, con timbres electrónicos y cibernéticos, se transforma usando técnicas de la música concreta. Las muestras se aceleran, se ralentizan, se superponen, se retrogradan, se fragmentan, se transportan y se usan en conjunto para crear sonoridades nuevas a modo de collage de materiales heterogéneos, dispuestos para reforzar la narrativa y componer el gesto sonoro de un cuerpo cibernético con movimiento sintético.
El sonido se ve replanteado como gestor, creador, vehículo de expresividad, insumo gestual, portador de significado y materia prima del movimiento, es un sonido vivo a través de las piezas.
Video explicativo que amplía el desarrollo del trabajo sonoro de forma narrativa.
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